Un cargo de traición y la exclusión de la oposición principal llaman la atención antes de las encuestas de octubre en Tanzania.
La Comisión Electoral de Tanzania ha prohibido al principal partido de oposición, Chadema, a disputar las elecciones presidenciales y parlamentarias que tendrán lugar a finales de este año.
La Comisión de Elecciones Nacionales Independientes (INEC) anunció la decisión el sábado, afirmando que el partido no firmó un acuerdo de Código de Conducta Obligatorio mediante la fecha límite requerida para las encuestas que se espera que tengan lugar en octubre.
“Cualquier parte que no firmara el Código de Conducta no participará en las elecciones generales”, dijo Ramadhani Kailima, director de elecciones de la Comisión, y agregó que la descalificación se extiende a todas las elecciones parciales hasta 2030.
No hubo una respuesta inmediata de Chadema.
El anuncio se produce días después de que el líder de Chadema, Tundu Lissu, fuera acusado de traición, acusado de incitar a la rebelión e intentar evitar que las elecciones sigan adelante.
Los fiscales afirmaron que instó al público a tomar medidas en contra de la votación, aunque no se le permitió presentar una declaración. El cargo conlleva la posibilidad de una sentencia de muerte.
Lissu, un ex candidato presidencial, ha sido durante mucho tiempo un crítico vocal del partido gobernante Chama Cha Mapinduzi (CCM) y su líder, la presidenta Samia Suluhu Hassan, que busca un segundo mandato.
Chadema ya había advertido que boicotearía las encuestas a menos que se introdujeran reformas electorales significativas.
Más temprano el sábado, el partido confirmó que no asistiría a la ceremonia de firma del Código de Conducta Electoral, describiendo el movimiento como parte de su campaña más amplia para impulsar los cambios en la forma en que se realizan las elecciones.
Se espera que la descalificación de Chadema y el caso de traición contra su líder planteen nuevas preguntas sobre el estado de la democracia en la nación de África Oriental.
Las organizaciones de derechos humanos y los grupos de oposición han acusado al gobierno de sujetar a la disidencia, citando un patrón de secuestros inexplicables y asesinatos de activistas políticos.
El gobierno del presidente Hassan ha negado cualquier papel en estos supuestos abusos y sostiene que está comprometido a defender los derechos humanos. CCM ha rechazado repetidamente las acusaciones de socavar la oposición o manipular el proceso electoral.