El orden legal internacional pierde su efectividad cuando se enfrenta al unilateralismo de los poderes hegemónicos, así como a los actos que flotan las normas universalmente aceptadas. Si tales prácticas permanecen sin abordar, existe el riesgo de que la orden pierda su propósito fundamental: la protección de la justicia, la paz y la soberanía de las naciones.
El ataque de los Estados Unidos e Israel en Irán, incluidos los asesinatos específicos de científicos e intelectuales, bombardeo de instalaciones nucleares aprobadas por el OIEA y ataques contra la infraestructura residencial, médica, de medios y públicas, es un excelente ejemplo de acción ilegal y unilateral que no debe seguir siendo abordada. Es un acto ilícito y una clara violación de las normas fundamentales del derecho internacional.
En este contexto, se debe aplicar el principio de responsabilidad del estado, que dicta que los estados sean responsables de los actos ilícitos. Este principio fue codificado por la Comisión de Derecho Internacional ILC en su borrador de artículos de 2001 sobre la responsabilidad de los estados para los actos internacionalmente injustos, que desde entonces han sido ampliamente reconocidos y citados por tribunales y tribunales internacionales.
Según sus disposiciones, la comisión de un acto ilícito, como el uso ilegal de la fuerza, constituye una violación de una obligación internacional e impone un deber vinculante al estado responsable de proporcionar una reparación total y efectiva por el daño causado.
En el caso de los actos ilegales cometidos por los Estados Unidos e Israel, el alcance de la responsabilidad legal va mucho más allá de las violaciones ordinarias. Estos actos no solo infringen el derecho internacional consuetudinario, sino que también violaron las normas perentorias, las normas de más alto rango dentro de la jerarquía legal internacional. Entre estos, el principio de la prohibición de la agresión es una regla central y universalmente vinculante. Ningún estado puede derogar de esta norma, y las violaciones provocan obligaciones, lo que requiere que todos los miembros de la comunidad internacional respondan colectivamente para defender la ley.
Hay al menos dos precedentes legales relevantes que pueden guiar la aplicación del principio de responsabilidad estatal y la obligación de reparaciones en el caso de Irán.
En 1981, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 487 en respuesta al ataque de Israel a las instalaciones nucleares de Iraq. Caracterizó inequívocamente este acto de agresión como una “seria amenaza para todo el régimen de salvaguardia de la Agencia Internacional de Energía Atómica [IAEA]”, Que es la base del Tratado sobre la no proliferación de armas nucleares (NPT). La resolución también reconoció completamente el derecho soberano inalienable de todos los estados a establecer programas de desarrollo tecnológico y nuclear para desarrollar su economía e industria con fines pacíficos.
El artículo 6 estipula que “Iraq tiene derecho a una reparación apropiada para la destrucción que ha sufrido, cuya responsabilidad ha sido reconocida por Israel”. Al ordenar que el agresor compense a la víctima por los daños resultantes, la resolución proporciona un precedente legal claro para realizar una reparación en casos similares.
Por lo tanto, dado el hecho de que los ataques de los Estados Unidos e Israel se llevaron a cabo con declaraciones públicas que confirman las operaciones y están bien documentadas, la aplicación de los principios y disposiciones de la Resolución 487 al caso iraní no solo es apropiada y necesaria, sino también firmemente basada en la ley internacional.
Otro documento relevante es la Resolución 692 del Consejo de Seguridad de la ONU, que se adoptó en 1991 y estableció la Comisión de Compensación de las Naciones Unidas (UNCC) tras la invasión de Kuwait por Iraq. La Comisión tuvo la tarea de procesar reclamos por compensación de pérdidas y daños incurridos como resultado de la invasión.
La creación de UNCC demostró la capacidad de los mecanismos internacionales para identificar a las víctimas, evaluar daños e implementar una compensación práctica, estableciendo un modelo claro para la responsabilidad estatal en casos de agresión ilegal.
Este precedente proporciona una base legal e institucional sólida para afirmar los derechos del pueblo iraní. Por lo tanto, es apropiado y necesario que la ONU establezca un mecanismo basado en reglas, como una Comisión Internacional de Compensación, para reparar Irán.
Tal comisión, iniciada y respaldada por la Asamblea General de la ONU u otros organismos competentes de la ONU, debería realizar una evaluación integral de los daños infligidos por los actos ilegales y agresivos de los Estados Unidos y el régimen sionista contra Irán.
El establecimiento de mecanismos reparadores, ya sea a través de comisiones independientes, organismos de investigación de hechos o fondos de compensación que operan bajo supervisión internacional, contribuiría de manera significativa a restaurar la confianza en el sistema legal global y proporcionar una respuesta principalmente a la normalización continua de la impunidad.
Irán también tiene otra vía para buscar justicia por los ataques ilegales a los que fue sometido. En el período previo a ellos, el OIEA publicó informes sesgados y motivados políticamente sobre el programa nuclear iraní, que facilitó la comisión de agresión por parte de los Estados Unidos e Israel e incumplió el principio de neutralidad.
Esto coloca a Irán en una posición para buscar reparación y reclamar daños de la agencia en virtud del Artículo 17 del Acuerdo de salvaguardas del OIEA. Como un estado perjudicado por la negligencia manifiesta de la agencia, Irán tiene derecho a una reparación total para todos los daños materiales y morales infligidos por sus instalaciones nucleares pacíficas y su personal científico.
En este contexto, buscar la responsabilidad del OIEA, junto con los estados agresores, es un elemento vital de la estrategia más amplia de Irán para defender la responsabilidad dentro del orden legal internacional. Al confiar en mecanismos internacionales reconocidos, legítimos y vinculantes, Irán defenderá firmemente los derechos de su gente en cada foro.
En última instancia, la responsabilidad de los crímenes recientes de esta guerra de agresión no radica únicamente en los perpetradores directos, los Estados Unidos e Israel, y los que los ayudaron, el OIEA. Todos los estados y organizaciones internacionales tienen una obligación innegable de implementar medidas legales efectivas para prevenir dichos delitos.
La comunidad internacional en su conjunto debe responder decisivamente. El silencio, el retraso o cualquier forma de complicidad frente a la agresión y las atrocidades reduciría el principio de responsabilidad estatal bajo el derecho internacional a un eslogan vacío.
En su búsqueda de responsabilidad, Irán agotará todos los recursos disponibles y no cedirá hasta que los derechos de su gente sean completamente reconocidos y reciban una reparación adecuada. Continuará buscando el enjuiciamiento y la responsabilidad de los responsables de estos crímenes, tanto a nivel nacional como internacional, hasta que se logre la justicia.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de Al Jazeera.